ADQUIERE "EL MITO DE LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA"

miércoles, 10 de abril de 2013

"Obama, go home" (Revista Proceso, 7 de abril de 2013)

Foto: Proceso.com
La visita de Barack Obama a México programada para la primera semana de mayo será una excelente oportunidad para que el pueblo mexicano le demuestre al mandatario estadunidense su indignación frente al inhumano y degradante trato a que ha sido sometido por las políticas de Washington en los años recientes. Enrique Peña Nieto y Obama buscarán utilizar el encuentro para acarrear reflectores mediáticos y legitimar de manera falsa los pactos cupulares que han caracterizado a ambos gobiernos. Pero la sociedad tiene el deber de ofrecer una visión alternativa y exigir cambios radicales en la relación bilateral.

En su primera visita a México en abril de 2009, Obama fue recibido con los brazos abiertos por una sociedad esperanzada en que su llegada a la Presidencia de los Estados Unidos pudiera ayudar a mejorar la situación de los mexicanos de ambos lados de la frontera. Muchos ciudadanos salieron a las calles para ver y saludar al afamado político que había llegado a la presidencia de Estados Unidos bajo la promesa del “cambio”, algunos incluso se arremolinaban en los puentes del Paseo de la Reforma con la ilusión de poder ver el paso de la caravana del nuevo mandatario. 

Pero Obama no se dignó ni siquiera a sacar la mano de su limosina para saludar la tradicional hospitalidad mexicana. Simplemente se limitó a encerrarse con Felipe Calderón para girarle instrucciones al mandatario mexicano y a su equipo. Esta actitud marcó una diferencia radical con sus primeras visitas a Europa y a África, que fueron caracterizadas por discursos en plazas llenas y diálogos con una gran diversidad de actores políticos y sociales. 

Desde entonces, el presidente estadounidense ha ratificado una y otra vez su falta de respeto para México y los mexicanos. Ha expulsado de Estados Unidos a cientos de miles de connacionales, gastado cantidades exorbitantes en “sellar” la frontera con México e intervenido de manera agresiva e intrusiva en la política de seguridad mexicana. Hoy las instituciones de seguridad y de inteligencia mexicanas se encuentran plenamente infiltradas por las agencias estadounidenses. Los más de 70,000 muertos, 25,000 desaparecidos y 250,000 desplazados durante la administración de Calderón son también responsabilidad de Washington.